jueves, 18 de enero de 2007

Nada de apaciguar, por favor

En lugar de decir no, son demasiadas las buenas chicas que adoptan la estrategia de apaciguar, lo que Beth llama el método «sí-sí-sí-sí-sí-sí-sí-sí-sí-sí-sí, me marcho de aquí».

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El problema de la táctica del apaciguamiento es que no es tan rentable como nosotras creemos que es. Cuando cedemos a una petición tras otra, esperamos que, con el tiempo, obtendremos algo a modo de recompensa. Algún día nuestros caseros, nuestros jefes o nuestras parejas sumarán las muchas concesiones que he­mos hecho y se darán cuenta de los generosos seres humanos que somos en realidad. Se quedarán tan abrumados por nuestra bondad que nos recompensarán de la misma forma.

Sí. Estupendo. Y luego se subirán a su cerdito mágico y nos llevarán volando al País de Nunca Jamás.

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Es una pena, pero cuanto más haces por algunas personas, más esperan de ti ... y menos te dan a cambio. El hecho de ceder «puede que no sirva más que para convencer a la otra persona de que se te puede pedir cualquier cosa», advierten Roger Fisher y William Ury en Obtenga el sí.


Extraído de NEGOCIAR ES COSA DE MUJERES de Leslie Whitaker y Elizabeth Austin

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