martes, 17 de febrero de 2009

Ingenuidad


Mientras desayunaba leí una noticia que me entristeció: han instaurado un "corralito" financiero en un fondo de inversión inmobiliario gestionado por el Banco Santander en España. Cuando escuchamos este tipo de cosas a los argentinos nos afloran los malos recuerdos de lo que nos sucedió hace apenas poco más de 7 años.

Para ser honestos con nuestra historia, debemos decir que la cesación de pagos del 2001/2002 no fue la primera que tuvimos en el país. Quienes gozaron de capacidad de ahorro antes de esa época se vieron sorprendidos varias veces con la licuación (mediante distintos artilugios) de los fondos invertidos en entidades bancarias. Eso es precisamente por lo que no me vi perjudicada directamente por el bendito "corralito": a pesar de los altísimos intereses ofrecidos, no quise especular de esa manera porque a mi pobre progenitor le habían esquilmado sus ahorros dos veces en la década del '80. La primera vez cuando el ministro de economía dijo "el que apuesta al dólar pierde", y la segunda con el llamado "ahorro forzoso" de los depósitos bancarios. Otro dicho para la colección: "El que se quema con leche, cuando ve la vaca llora".

Cuando hay una crisis financiera todos perdemos directa o indirectamente, porque se resiente la economía en general y la primera variable que se ve damnificada es la de la mano de obra, con el consiguiente sufrimiento humano que eso acarrea. Nadie puede ser feliz, bajo riesgo de transformarse en un ser insensible y monstruoso, cuando ve que a su lado hay gente que sufre. Y menos todavía cuando al que le toca sufrir es a uno.

Lo anterior debería llevar a preguntarnos sobre el origen del problema. Sin dudas, es el manejo del dinero de unos por parte de otros. La enorme ingenuidad que supone confiar nuestro futuro a la discrecionalidad de otros seres humanos impulsados por las mismas pasiones que todos los demás. Lamentablemente no existen súper-hombres, con súper-valores, con súper-escrúpulos, como para no aprovecharse de la buena fe ajena cuando no se establecen los suficientes controles, garantías o recaudos que aseguren que eso no va a suceder. Las sociedades con regímenes socialistas ya han dado un buen ejemplo de eso.

Es enorme la inventiva humana utilizada para arbitrar cualquier tipo de medio con el fin de hacer caer a su presa en la trampa. Los sistemas son cada vez más sofisticados y utilizan desde la manipulación subliminal hasta la educación formal para reproducir sus intereses y hacerlos formar parte del discurso generalizado.

Cuando bajamos las defensas y entregamos nuestras únicas armas (nuestros bienes) a banqueros apoyados por pseudocalificaciones emitidas por consultores financieros con lujosas oficinas en New York y renombres alcanzados gracias a la corrupción de la prensa especializada, lo hacemos. Cuando agachamos la cabeza como si estuviéramos en misa ante palabras rimbombantes emitidas por egresados de Harvard, Yale o quién sabe qué otra factoría de autómatas repetidores del mismo discurso (como sacerdotes que rezan padrenuestros), lo hacemos. Cuando toleramos que en el mundo una gran cantidad de personas sufran las consecuencias del hambre y la degradación humana, y consideramos que eso es "lo normal", para defender el paradigma de un sistema corrupto y explotador que, pese a todo, nos machacan desde todos los medios de comunicación que es el único viable, lo hacemos.

¿Qué hacemos? Ejercemos nuestra candorosa ingenuidad. Sí, esa misma que teníamos a los tres o cuatro años y que nos permitía creer en los Reyes Magos, en Papá Noel o en el Ratón Pérez.

Bien, si queremos seguir siendo ingenuos y continuar explicándonos la realidad en base a fantasías; en lugar de admitir que estamos padeciendo la más grande contrarrevolución social que se ha visto en la historia, la cual está siendo ejecutada por los sectores que detentan el poder económico mediante una megaestafa global; podemos hacerlo. Simplemente deberíamos verlo de esta manera: el que se llevó todo es, ni más ni menos, el famoso "Viejo de la Bolsa".

Tal vez así, sin dejar de ejercer nuestra ingenuidad, podamos llegar a entender lo que estamos viviendo.


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1 comentario:

  1. Gabi... no se que pasa pero no puedo dejar el comentario en el post de las moscas. De todos modos, como este es compatible con el de más arriba vale el comment.
    Yo creo, estoy convencido que el Capitalismo ha entrado en una fase de agonía. Aún no está en coma, pero le falta "esto" para estarlo. La humanidad sólo sobrevivirá en un sistema socialista donde no se pondere el consumo. Me jocde no poder vivir cien años más porque estoy seguro de que sería testigo del fin de la humanidad o de su renacimiento.

    saludos
    marcelo

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